"Tratando con el diablo"
“Porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4
La mayoría de los estadounidenses no piensan en términos de posesión demoníaca, Nosotros pensamos en términos de enfermedad. Si vemos a un joven golpeando su cabeza contra el suelo o arrojándose dentro del fuego, automáticamente no consideramos a la persona poseída por un demonio; decimos que esta mentalmente enfermo. Damos nombres médicos complejos o desordenes de múltiples personalidades y varios comportamientos sicóticos y tratamos de controlar estos problemas con drogas costosas que alteran la mente, de nombres impronunciables.
No obstante los misioneros que trabajan en el tercer mundo tienen una perspectiva diferente. Ellos entienden que no todas estas enfermedades pueden ser tratadas médicamente. “Mírele los ojos”, me dijo cierta vez un misionero mientras me mostraba una fotografía de un hombre a quien él estaba ministrando en Nueva Guinea. “Esta poseído de dominio. Sus ojos lo revelan sin dudar”.
He oído a muchos misioneros hablar de posesión. Pero quizás el relato más asombroso –y el más útil – vino de un hombre (el que llamaré John) que paso muchos años predicando el evangelio y plantando iglesias en Nueva Guinea. Fue durante una experiencia aterradora que el aprendió como tratar con el Diablo y cómo ayudar a aquellos de nosotros que vivimos en otras partes del planeta.
Mientras caminaba solo hacia una villa nativa, John comenzó a oír fuertes chillidos que hacían eco a través del aire. A medida que los aterradores ruidos se acercaban mas a el y eran mas fuertes, todo a su alrededor se hizo mas oscuro; y se sintió afectado por el temor. Pronto no pudo ver nada en un mundo dominado por animales salvajes, serpientes venenosas y ciénagas; y no podía oír nada excepto gritos que helaban la sangre que penetraban la selva. Ahora en una oscuridad total, sintió que se estaba hundiendo cada vez más profundamente en el terreno. Estoy parado en arena modeviza, pensó y seguramente moriré.
Su vida pasó como un destello ante él, así como pensamientos de su esposa, sus hijos, y otras personas a quienes no tendría oportunidad de decirle adiós. Mientras oraba a Dios por ayua, repentinamente grito a todo pulmón: “Porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4) Instantáneamente el grito cesó y un sol brillante iluminó el cielo. John miró hacia abajo, vio que estaba parado sobre un tronco, y bajó de él. Y continuó su caminar hacia la villa. Desde allí en adelante, dijo él, era un hombre cambiado. Se dio cuenta más plenamente que nunca del poder de Jesucristo. Por lo tanto, John comenzó a memorizar las escrituras como nunca antes. Usando el modelo que Jesús estableció para nosotros en Mateo 4, fue tentado por Satanás, John Comenzó a usar la espada del Señor en el poder del espíritu Santo para resistir al diablo. “Trate de usar un versículo adecuado a su situación.” Dijo el, así que lo hice. Un día fui a mi encuadernador de libros favoritos en Princeton, Nueva Jersey, cerca de mi casa, para hacer que estamparan el relieve un nombre sobre una Biblia, que estaba dando como regalo de cumpleaños. Era primavera, y el pequeño negocio se estaba ahogando bajo una masa de tesis que necesitaban ser encuadernadas para los candidatos de títulos avanzados en la universidad de princeton. Estaban apilados en todo el piso tanto en el taller posterior y en frente. Uno difícilmente podía caminar entre ellos allí. Nunca había semejante confusión, y la señorita en el mostrador me trato como una intrusa indeseable. Repentinamente, me volví irrasonable, enojada y comencé a quejarme -¡Con la Biblia en mi mano! - entonces me acordé de John.
Cuando se fue atrás, me deslice en un rincón lejos de la sala y ore, y susurré fuerte “Te resisto, Satanás, en el nombre del Señór Jesucristo”. Porque escrito está, “porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios”. Santiago 1:20.
Instantáneamente mi enojo se evaporó y no pude creer que me había sentido tan provocada. Me disculpe con la muchacha y le dije que se tomata todo el tiempo que necesitara. Y me fui a casa alabando al Señor. Mi esposo ha tenido experiencias similares.
El apóstol Santiago habla en serio cuando escribió: “resistid al diablo y huirá de vosotros” (Santiago 4:7). Jesús mismo no usó su poder sobrenatural divino para tratar con Satanás. En cambio, usó la palabra de Dios y la arrojó a Satanás como una daga, hablándola, en voz alta. Aquí están los pasos que debe dar:
Deténgase. Deje de hacer lo que está haciendo y evalúe su situación. No todo es guerra espiritual. Si esta bajo ataque espiritual, Dios se lo hará saber.
Ore. Nosotros no tenemos nuestra propia autoridad. Toda nuestra autoridad viene de Cristo. Ni tenemos autoridad para reprender al diablo por nosotros mismo, pero mediante Cristo, podemos resistirlo, primero, entonces debe orar y pedir a Dios que le permita resistir mediante el poder el Espíritu Santo.
Hable, ni Satanás ni ningún miembro de su progenie impía es omnisciente, solo Dios conoce los pensamientos. Satanás no puede leer nuestras mentes. Por lo tanto cuando usted resista, usted debe hablar en voz alta.
Recite use la espada de la palabra recite un versículo de la Biblia que sea apropiado para su situación. Esto, por su puesto, involucrara memorizar escrituras. Cada semana John escribía versículos en tarjetas de notas que llevaba consigo en su caminata por la selva. Aprendía de memoria un juego de tarjetas cada semana, debe entender que poder resistir al diablo, no es una receta para pisar donde los ángeles temen caminar, sino una forma de identificar la guerra espiritual y lograr la victoria en su andar con el Señor.
Lorna Sincox. Editora en jefe para “the friends of Israel”.